01/10/2024
El futuro de los edificios con fachadas ventiladas y materiales combustibles es una preocupación crítica que merece atención inmediata. Estos sistemas, que permiten la circulación del aire entre la capa exterior y el aislamiento, pueden convertirse en un canal para la rápida propagación del fuego si no se emplean materiales adecuados. El incendio del complejo "Campanar" en Valencia y la tragedia de la Torre Grenfell en Londres han demostrado que el riesgo es real y devastador. A pesar de las actualizaciones del Código Técnico de la Edificación (CTE), persiste la incertidumbre sobre los edificios ya existentes que no cumplen con los estándares actuales de seguridad.
El dilema radica en cómo manejar estas estructuras construidas antes de que las normativas fueran reforzadas. La falta de soluciones administrativas claras para estos edificios con materiales combustibles supone una amenaza constante, una bomba de relojería que podría desatar la tragedia en cualquier momento. En el Reino Unido, se han comenzado a tomar medidas, como la eliminación de materiales peligrosos en las fachadas, pero en España no parece haber una estrategia definida para abordar el problema de las edificaciones existentes.
La necesidad de acción es apremiante. Se requiere un plan riguroso para identificar, evaluar y adaptar estos edificios, eliminando el riesgo de combustibilidad en sus fachadas. La falta de respuestas concretas deja una inquietante sombra sobre la seguridad de quienes habitan y trabajan en estos edificios. No solo es un reto de regulación, sino también una cuestión de responsabilidad colectiva para garantizar que no volvamos a vernos atrapados en el ciclo de tragedias que podemos evitar.
Una forma de revestir las fachadas de los inmuebles, que se esta generalizando en la construcción, que no es otra que la conocida como FACHADAS VENTILADAS, que ante la presencia de un incendio, puede y de hecho se involucra en su propagación.